30 de junio de 2010

Un pulso: Cabeza vs Corazón

¿A quién hay que obedecer?

Haz siempre lo que dice tu cabeza, no hay que obedecer al corazón. Y serás una persona gris, previsible, poco apasionada. Si tu cabeza es superdotada, serás una persona práctica y eficiente, pero sustituíble en la mayoría de los casos por cualquier electrodoméstico o computador.

No, mejor hacer caso siempre a lo que dice el corazón. Es una opinión que está de moda, casi un consejo estándar. Y te pasarás la vida dando tumbos, autoconvenciéndote de que eres feliz así y libre, sufriendo más de la cuenta.

Esto son simplificaciones poco serias, pero que me sirven para aclarar que en mi opinión debe existir un equilibrio. Hay que escuchar a las dos partes con honestidad e intentar buscar un punto medio, un consenso, algo que encaje entre las dos. A veces es muy difícil, porque cabeza y corazón dicen justo lo opuesto. Es un pulso que algunas veces se inclina para un lado, otras para otro. Pero nunca hay que permitir que una parte salga derrotada.

Como durante un tiempo al corazón lo tenía afónico, no escuchaba con claridad lo que me decía, no le hice demasiado caso, y me guié principalmente por lo que me decía la cabeza. No me estaba yendo del todo bien. Ahora le estoy dedicando el tiempo perdido. Dialogo con mi corazón, le pregunto, le escucho, me habla, me llora, me pide cosas. Y estoy intentando transmitir muchas de las cosas que me dice. Intentando reincorporar a mi vida algunas de las cosas que pide. Intentando aplicar algunos consejos que me da. Priorizando sus preferencias. Le estoy dando toda la importancia que creo que tiene y le dejo hablar... y escucho.

Pero tampoco es un "tirarse a tumba abierta" cuesta abajo y sin frenos. Mi cabeza vigila, desde lejos. Estoy dando rienda suelta a mi corazón, pero ya he tenido que autocensurarme en un par de ocasiones. Creo que lo llevo bien, estoy aprendiendo y por fin consiguiendo cierto equilibrio, tan esperado y tan difícil de encontrar. Ahora toca, en algunos aspectos, volver a inclinar el pulso al otro lado. Sólo en algunas cosas concretas, seguiré escuchando a mi corazón, que todavía tiene mucho nuevo que decirme, pero le voy a trazar un par de líneas una aquí, otra algo más allá, que tampoco quiero que se descontrole. No es el momento, creo. Llegará pronto.

(El corazón tiene un pulso con la cabeza. Uno tira a un lado, el otro al contrario. No hay que permitir nunca que uno salga vencido, hay que mantener el pulso vivo.)

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