Lo que voy a escribir a continuación es quizás aquello de lo que nunca he hablado, de lo que desde hace varios años siempre he reuhído hablar, por vergüenza, timidez o no sé qué otras paranoias. Por eso va debajo de este título, como segunda parte. Ahora ya no me cuesta hablar de esto y voy a aprovechar las nuevas sensaciones que estoy teniendo al pensar en voz alta. Escribiendo esto habré cruzado otra pequeña meta. Para mí, es el texto más duro de escribir.
Pasan cosas que no esperas, otras que esperas no pasan. No paro, voy como loco de un sitio a otro. Me divierto, aprendo, soy feliz, pero no lo tengo todo. No lo quiero todo, me suelo conformar con poco, con los pequeños logros de cada día. No tengo grandes objetivos a largo plazo, pero sí quiero conseguir todo lo importante. Yo ya tengo casi todo, pero aun quedan cosas pendientes. Y buscando, tratando de encontrar todo lo importante, pasan oportunidades que no cojo porque pienso que realmente no lo son. Pasan oportunidades que no cojo por temores. Pasan oportunidades disfrazadas de otra cosa que no soy capaz de captar. Pasan otras cosas disfrazadas de oportunidades que cojo equivocadamente. De vez en cuando acierto, otras muchas no. Entre ellas, la oportunidad de encontrar de nuevo, a alguien con quien conectar, con quien hablar sin abrir la boca, a quien dar antes de que pida, con quien proyectar y compartir sueños. La verdad es que estoy algo harto de sonreír y callar cuando tanta gente me pregunta "¿y a qué esperas para echarte novia?"
Durante mucho tiempo, demasiado, por motivos personales muy íntimos, creí necesitar mantener la cabeza escondida bajo el ala. Dejar que pasara algún tiempo. Dejar curar. Dejar correr. Quizás fue bueno, pero tardé en darme cuenta de que ya llevaba demasiado tiempo así, sin avanzar ni un pasito. Así que me puse en marcha, poco a poco fui cogiendo ritmo. Volvió a cambiarme el carácter, en realidad, recuperé el mío propio, volví a creer en mi mismo, volví a creer en la gente, volvía poco a poco a ser YO, algo bastante parecido a lo que quiero ser, a lo que me esfuerzo por ser. El tópico del Ave Fénix... pues eso: Ahora soy más fuerte que antes, más comprensivo, más abierto, más optimista... soy más, me siento mejor. Algo que ahora me duele, es el tiempo perdido en el proceso, creo que más tiempo del necesario, demasiado tiempo perdido. Hoy tengo más cosas, me siento más realizado y más valorado. Pero sigo teniendo el mismo vértigo a la hora de enfrentarme de nuevo a lo que me derrumbó hace unos años. Bien, soy más fuerte, sí... y me acerco más al borde que antes... pero esa secuela me ha quedado y el vértigo no se va. Y sé... que eso tan importante de lo que hablaba al principio, no lo voy a encontrar mientras siga "cagao" de miedo.
Casi no me cuesta desnudarme, si me preguntas con interés, te contaré cualquier cosa. Ahora ya no tengo miedo a abrirme, ya no tengo tanto pudor en mostrarme, soy lo que ves... y lo que no ves te lo cuento. Si no encuentro pareja no es en absoluto porque me asuste el compromiso, ni porque esté disfrutando de una vida "libre", creo firmemente en la fidelidad sin perjuicio a la libertad... Mi problema es que sigo teniendo ese miedo, que no sé descifrar, que me impide, que no sé de dónde sale ni cómo evitarlo. Tengo mucho miedo a sufrir otra vez por lo mismo. Ese vértigo, ese miedo, lo reconozco desde hace ya mucho tiempo. Y con mi optimismo racional pienso... "ya se irá, poco a poco disminuirá"... y sí, quizás vaya desapareciendo... pero taaaan leeento... que casi no lo noto... y empieza a molestarme, el no encontrar recursos para ganarle la partida.
Tomar riesgos. Arriesgarse, lanzarse al vacío. Ese es el consejo que más he escuchado. Tienen razón, lo sé. Seguramente, para encontrar lo que quiero no sea necesario curar el vértigo. Bastará con vencer el miedo una sola vez. Por fin me creo capaz de intentarlo. Sí... no, pero hoy no, mañana. Quizás ya sea capaz de vencerlo... mañana.
No sé si soy capaz de hacer puenting. Es como si antes lo practicara y tras una mala experiencia le coges mucho miedo. Y quieres vencerlo, pero llegado el momento siempre te vuelves a echar atrás, cuando te viene al recuerdo lo mal que lo pasaste. Hoy soy capaz incluso de planearlo, de ir al puente, disfrutar de la vista, atarme con las gomas, incluso pasar al otro lado de la barandilla.... pero no sé si podría saltar. Y quiero. No sé si lo que necesito es darme aun más tiempo para vencerme a mi mismo yo solo, o si lo que necesito es que alguien me empuje, o que alguien salte conmigo. Pero quiero.
El título dice "Parte II". Quizás haya "Parte III", supongo. Pero será "mañana".
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http://www.youtube.com/watch?v=ZVyKaCJSwM8
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