17 de junio de 2010

La tengo de 25 centímetros

Ya sé que parece mucho, no es un farol, va en serio. Cuando está estirada a tope me mide 25 centímetros. Y no lo parece, porque no la tengo gorda ni aparenta grande, pero la realidad es esa, mide 25 centímetros. Te la enseño cuando quieras y lo compruebas.

Comencé este ejercicio de escribir sobre mi para aprender a rebuscarme en el interior de una forma nueva, más calmada y reflexiva. Expresarlo y tener la oportunidad de revisarlo pasados los días, o meses. También como un ejercicio de apertura de mi mismo hacia los demás. Claro que me lee poca gente, no soy un anuncio en la tele, pero con esto consigo rasgar el espeso y a veces molesto telo de la intimidad y la cobardía de no mostrarme.

Y al ponerme a escribir, uno tiene tendencia a dejar salir primero las cosas que no huelen bien, airear la casa, hablar de penas, problemas o dolores. Está bien, muy bien, poderlos compartir con ciertas personas. Es gratificante, constructivo y reconfortante leer respuestas, públicas y privadas. Pero uno no está hecho sólo de oscuridades, temores y fracasos.

¿Os he dicho que me mide 25? No será importante, supongo que no, al menos para casi nadie. Pero es cierto y estoy orgulloso. Y esa envergadura me permite muchas alegrías a lo largo de la vida. Pero tengo más cosas buenas y mucho más importantes. No voy a convertir esto en una oda a mí mismo, no soy yo el más apropiado para hablar de mis cosas buenas, me basta con notar algún gesto de vez en cuando de la gente que me rodea. Pero sé que las tengo, sin duda.

Más que nada, no quería tampoco dar la impresión a la gente que me está leyendo de que estoy deprimido o con una crisis de identidad. De que me estoy volviendo loco o gris. Loko siempre he estado (pero con 'k'), sigo teniendo la cabeza llena de colores, sigo riéndome mucho, tengo mil músicas en el alma, el corazón lleno hasta arriba de amor y ternura, los pies cargados de energía para volar, las manos limpias y honestas, brazos fuertes para sostener a quien haga falta, piernas delgadas dispuestas a impulsarme donde sea, una espalda acostumbrada a llevar peso, un estómago dispuesto a recibir litros de cerveza, unos ojos que desean mirar a través de las cosas, unos oídos atentos, un cuello que espera un beso y un pelo que da envidia. Y el culo blanco.

Si me abro contando mis cosas no-tan-buenas, recuerdo que también está mi yo positivo, optimista, divertido, cariñoso, sincero y práctico para lo que haga falta. Pero tendrás que descubrirme. Yo sólo doy el primer dato: mi mano, abierta y estirada, desde la punta del meñique hasta la punta del pulgar, 25 centímetros exactos.

http://open.spotify.com/track/6NNMZ6ydDfQtRaZontP3G9

http://www.youtube.com/watch?v=0P2Dirtm6DU

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