21 de mayo de 2010

Esta noche, una extraña alineación de planetas. Todo empezó con Jorge Drexler...

(es muy tarde y mañana trabajo, pero o escribo ahora, o no podré dormir)

Todo empezó con Jorge Drexler en concierto en el Teatro Principal. Con esto, para mí ya es bastante. Iba a ir muy bien acompañado: Rosa Mari, Ramón, Pino, mis padres, Anita y Susana. Pero las casualidades existen... o no... y poco antes del concierto me entero de que también veré allí a Alfonso, Zoe y Ceci. Entrando en el patio de butacas, veo salir de mi fila de butacas a Tere, cuando me voy a sentar, justo en las butacas de delante están Miguelón, Emi y Begoña. Una vez sentado, me giro y miro hacia arriba y veo a Puche. Un poco más a la derecha, Quim y Estíbaliz. Todo grandísimos amigos, gente grande. Debía ser una señal, algo muy bueno estaba por ocurrir, quizás mejor de lo que pensaba.

Se apagaron las luces y apareció en el escenario alquien que se presentó como Jorge Drexler transexual "La Shica", esa cantante-bailaora-artistaza que tiene un desparpajo y una gracia fuera de lo normal. Nos regaló unos 45 minutos de canciones, bailes y muchas carcajadas.

Y después Drexler. Con una banda que quita el sentío. Impresionante, cálido, gracioso, improvisador, amable... musicalmente perfecto. Un concierto para recordar y disfrutar, con muchas colaboración del público con palmas, chasquidos, coros, respuestas... con mucho diálogo, muchísimas risas, muchos detalles del buen hacer en el escenario, improvisación conforme a lo que hacía el público. La banda impecablemente preciosa incluso con bromas entre ellos. Se notaba, se palpaba desde las butacas lo bien que lo estaban pasando los 8 que estaban sobre el escenario.

¡Casi 3 horas de concierto! Un bis... y otro... y la gente aplaudiendo de pié, y otro bis... hasta tuvo que improvisar con los músicos al borde del escenario un "Volando voy, volando vengo" para susto del técnico de sonido y su asistente, con todas las luces de la sala encendidas y las puertas abiertas.

Y al salir, casi todos nos fuimos a tomar algo de comer a un bar junto al teatro. Tertulia y buena gente para compartir una cerveza. Al rato pasaron Jorge Drexler y sus músicos, que se llevaron nuestro aplauso, e intercambiamos algunas palabras y nos hicimos fotos. ¿Podía salir mejor la noche?

Yo creo que no. Más que perfecta. Me quedo con lo mejor: poder asistir a un concierto de tanta calidad, sabiéndome rodeado de amigos a los que aprecio tanto, sabiendo que estamos disfrutando todos de lo mismo, compartiendo el mismo momento, escuchar a mi lado las carcajadas de Susana, disfrutar el momentazo del reencuentro fortuito con Puche, Begoña y el resto a los que veo más a menudo. Superó con creces mis altísimas espectativas.

Noches como esta, se repiten pocas. Gracias a todos por haber estado en ella.