7 de septiembre de 2010

Be water my friend...

El agua que bebes, que sale fresquita de la botella, tan cristalina, tan "pura", tan saludable... no es nueva ¿sabes?... es viejíiiiisima... en realidad lleva deambulando por el mundo unos tres mil millones de años. No es un dato tonto, es así, la que bebes, lleva por aquí todo ese tiempo... la misma, sí, la mismita que bebes. Y no lleva todo ese tiempo en la botella, claro. En todo ese tiempo, ha estado mezclada con otra agua en el mar, se ha evaporado, ha volado y ha vuelto a caer millones de veces, ha viajado por el interior de centenares de plantas, se ha arrastrado por todo tipo de suelos, ha sido bebida por animales... y luego orinada, ha ayudado a la descomposición de cadáveres en el mar, ha disuelto rocas, ... y ahora te la bebes. La misma. Como nueva.

Es cierto que también existe agua nueva. Por ejemplo, con la combustión de cualquier hidrocarburo (butano, por ejemplo) o sea, cuando se quema, se descompone y da lugar a dióxido de carbono y agua. Ahí tienes, agua completamente nueva, recién creada, como de "la nada", que formará parte de nuestro mundo casi para siempre. Y también se destruye a veces agua, en otro tipo de reacciones, desaparece para siempre. Pero la cantidad de "agua nueva" es tan tan ínfima, que seguramente nunca la veas.

A lo que voy: el agua, la que bebes, que crees que es super nueva y "limpia" y todo... es vieja y ha pasado por todo a lo largo de su vida, por todo lo que no puedes ni imaginar durante miles de millones de años.

Pues si nunca te has parado a pensar en esto y te parece asombroso, te voy a decir algo más asombroso todavía que igual te cuesta creer: Conozco a gente que es como el agua. Gente que ha pasado por mil estados, buenos y malos. Que tienen bueno para recordar y malo para ¿olvidar?. Que quizás estuvieron demasiado tiempo en un tanque oscuro y frío esperando, que quizás estuvieron formando microgotitas en la atmósfera perdidos, que puede que hayan pasado una temporada en una charca putrefacta y maloliente, pero que son capaces de autorrenovarse y volver a ser agua limpia y cristalina, fresca y saludable.

Conozco gente que es feliz y siempre tiene una sonrisa y una buena disposición para ayudar, que te aguanta la puerta para que pases mientras te da los buenos días y te mira a los ojos. También conozco gente que está mal, que tiene problemas de salud y económicos, pero que se ofrece con generosidad para llevarte al trabajo en su viejo coche y se preocupa a diario por la vecina que casi no puede andar. Gente que tiene problemas sentimentales, que no encuentra su norte, ni qué hacer con su vida, pero que te escucha cuando le cuentas tus problemas, se intenta poner en tu piel, sufre contigo, te aconseja y te acompaña. Gente que tiene problemas laborales y atraviesa una crisis de pareja, pero que siempre es capaz de arrancar a las personas que le rodean un par de carcajadas con sus salidas cómicas y sus gestos. Gente que a pesar de cualquier cosa, cada día, pueden volver a ser como el agua nueva.

Sí, conozco a gente que se parece al agua, que además es transparente y fluida. Y conozco a gente que pese a tener cualquier problema imaginable, mientras hace todo esto, termina sobreponiéndose y da una lección de vida a si mismo y a todo el que lo observa. Y vuelven a ser agua limpia y fresca, la necesaria para la vida. Algunos aún no saben que son agua, quizás están esperando que alguien "beba" de ellos y se lo demuestre. Yo quiero aprender cada día de esta gente que conozco, porque de mayor quiero ser agua, de la que da vida.

Be water.

http://open.spotify.com/track/4FWwNNYAHCHZM5HJLxzps4
http://www.youtube.com/watch?v=kUhByWqLJ_U

31 de agosto de 2010

Que si es que ya no escribo...

Siempre estoy con las manos en harina,
aunque no me veas. 
Ayer me dijo una amiga: "hace muchos días que no escribes, ¿por qué?". Intenté responder sin alargarme y la respuesta fué sólo una pequeña aproximación a la realidad.

Tampoco hace tanto que no escribo, lo que pasa que durante varios días, publicaba una nota cada día o cada dos o tres... y ahora no. Tampoco es cierto que no escriba, porque escribir escribo, menos... sí... pero escribo. Pero no publico. No lo hago porque escribo demasiado desordenado, no me entenderíais. También porque escribo sobre personas concretas, y no me gusta hablar de personas que aunque no las nombre es fácil averiguar de quién hablo. Y yo puedo escribir sobre mi, o de mi interacción con alguien (y saberse quién), pero no escribir sólo sobre alguien, no cuento cosas de nadie.

¿Y por qué no escribo más o publico sobre mi? ¿No he pensado en voz alta estos días? Sí, mucho... pero no tantísimo como semanas atrás. Primero, porque no he tenido tanto tiempo. Aproveché unos días para hacerlo, porque tenía menos trabajo y porque me reservé bastantes momentos para mí mismo, incluso casi días enteros, dejando de lado alguna obligación. Lo necesitaba, y fue muy provechoso. Recogí varios frutos, casi todos buenos, maduros y sabrosos. Alguno más ácido de lo que esperaba, alguno verde todavía. Y después tuve la necesidad de parar un poco. Había descubierto muchas cosas, había aprendido, me había escuchado y ahora toca relajarse un poco y madurar. Incluso releerme. Me releo mucho y vuelvo a escucharme. Es buena señal, de momento, darme cuenta de que suscribo hoy palabra a palabra lo que escribí hace un mes o tres. Quise explorarme por ciertos rincones y ya lo hice. Recibí de otros más todavía de lo que recibí de mi mismo. Y ahora toca madurar cosas, asentar, enfriar, incorporar a un primer plano lo aprendido.

Sigo pensando, sigo reflexionando, sigo teniendo dudas, sigo teniendo miedos, sigo queriéndome más, sigo valorándome, sigo equivocándome, sigo soñando, sigo creciendo, sigo creyendo en la gente, sigo aprendiendo, sigo dejándome llevar, sigo haciendo, sigo empapándome de vida, de optimismo, de colores, de sonidos y de magia. Sigo con las manos en harina. Sigo sintiendo. Y sigo escribiendo.

8 de agosto de 2010

Cuerpo a tierra

Cuerpo a tierra, pero no al estilo militar, boca a bajo dispuesto a reptar o a protegerme de un ataque. Sino cuerpo a tierra boca arriba, tumbado, para no andar, a estar quieto, a mirar al cielo, a dejar pasar un poco de tiempo.

Tiempos difíciles, contradictorios, angustiosos. Desorientación, sed, opresión, falta de claridad de ideas, ganas de reír nerviosamente, ganas de llorar intensamente. En este tiempo en el que pienso que lo mejor es esto y luego todo lo contrario, en el que la confusión me domina y me bloquea, es momento de tumbarme en el césped y procurar no hacer nada, intentar aguantar y consumir algo de tiempo. Y eso que hay muchas cosas que me estiran, como si fueran cuerdas elásticas atadas a las manos, los pies, la cabeza, el pecho, que estiran hacia arriba y me piden que me ponga en pie a andar, a escribir, a amar, a hablar, a gritar, a.... pero es mejor intentar aguantar cuerpo a tierra. Con tanta confusión, hay demasiada probablidad de meter la pata.

Por otro lado, en parte me siento derrotado, vencido, cansado... y necesito descansar, reponerme. Debo aprender a aprovechar esta situación para descansar cuerpo y mente, porque de momento esto no es un descanso, simplemente estoy prisionero de mis dudas y las contradicciones que me rodean. Que nadie piense que me tumbo porque han dejado de importarme las cosas. Al contrario, quizás me importen demasiado y estoy saturado. Cuerpo a tierra porque las piernas ya no me van y tampoco sé en qué dirección me toca correr. Consumiré tiempo a ver si con suerte, algo cambia sin mi intervención. No me reconozco pidiéndome consumir tiempo, es como si estos días, yo no fuera yo... y no sé cuánto tiempo aguantaré tumbado. Pero sí soy yo... y necesito echar cuerpo a tierra.

Viviendo en una duda pasajera, pero que es eterna mientras dura.


http://www.youtube.com/watch?v=UGa8ZxEf9AU&feature=av2n
http://open.spotify.com/track/5rQXXfPkFpwhFVC1fDV9gw

No tengo a quién rezarle
pidiendo luz,
ando tanteando el espacio a ciegas

No me malinterpreten
no estoy quejándome,
soy jardinero de mis dilemas

Hermana duda,
pasarán los años,
cambiarán las modas,
vendrán otras guerras,
perderán los mismos
y ojalá que tú
sigas teniéndome a tiro,
pero esta noche,
hermana duda,
hermana duda,
dame un respiro.

No tengo a quién culpar
que no sea yo
con mi reguero de cabos sueltos

No me malinterpreten,
lo llevo bien,
o por lo menos hago el intento.

Hermana duda,
pasarán los discos,
subirán las aguas,
cambiarán las crisis,
pagarán los mismos
y ojalá que tú
sigas mordiendo mi lengua,
pero esta noche,
hermana duda,
hermana duda,
dame una tregua.

Hermana duda,
pasarán los años,
cambiarán las modas,
vendrán otras guerras,
perderán los mismos
y ojalá que tú
sigas teniéndome a tiro,
pero esta noche,
hermana duda,
sólo esta noche,
dame un respiro.

Hermana Duda (Jorge Drexler)

28 de julio de 2010

Cuando dos sentimientos de direcciones opuestas chocan...

A veces te das cuenta tarde... de que hubiera
sido mejor mantener la mano en el bolsillo.
En el CERN, el mayor acelerador de partículas del mundo entre Francia y Suiza, en ese anillo gigantesco, se aceleran partículas atómicas y subatómicas para que choquen y estudiar las increíbles energías que se desprenden del violento choque.

A veces, dentro de uno, hay sentimientos que se comportan como las partículas del CERN, son sentimientos normales, con los que convivimos a diario, más o menos... pero si dos de ellos yendo en direcciones opuestas chocan, generan una cantidad de energía y radiación que no estamos acostumbrados a digerir, entender ni controlar.

Hace poco escribí sobre las "discusiones" que existen entre la cabeza y el corazón y cómo las estoy gestionando. En mi última jugada hice caso al corazón. Creo que esta vez me equivoqué, siento que hubiera sido menos mala la otra alternativa, no para mí, pero hubiera sido mejor en general.

De todas formas, las personas no estamos (yo no estoy) preparado para gestionar esta energía y radiación desprendida del choque de sentimientos contradictorios. Quizás por esto, deberíamos estar todos en parte disculpados por equivocarnos, no nos podemos exigir acertar siempre en estas situaciones. Por un lado, deseas y necesitas decir cosas, que ya has sufrido bastante en el pasado por no expresar sentimientos y ocultarte detrás de un muro. Por otro lado, lo último que quieres es causar el más mínimo daño y sabes que no va a ser posible si abres la boca. Por un lado sueñas con todas tus fuerzas que hay una minúscula posibilidad de que todo te sorprenda y las cosas salgan bien, como no esperas y te agarras a eso esperanzado. Por otro lado, sabes que no, que no es oportuno hacer algo sabiendo seguro que el resultado no va a ser el que deseas. Por un lado te sientes infinitamente afortunado por que el libre albedrío te haya cruzado en el camino de alguien tan grande con quien no contabas y te haya brindado la oportunidad de conocerle. Por otro lado, te duele no poder controlar en quién se va a fijar tu corazón, porque cuando el corazón elige, estás perdido, no tienes mucho más que hacer, aunque lo intentes, aunque sospeches que puedes acabar con aquella infinita fortuna.

Yo no sé escribir al estilo literario, para que parezca bonito, no sé qué palabras usar y en qué orden como hacen los buenos escritores que transmiten emociones. Bastante tengo con intentar plasmar con un mínimo orden lo que tengo en la cabeza (o en el pecho). Pero aunque no sepa, intentaré describir qué es lo que provoca esa explosión de energía y radiación en mi interior. Como síntomas físicos tengo opresión, llevo días en los que me cuesta respirar hondo, siento presión en la parte alta del pecho y la tráquea. Cuesta comer y hay síntomas de deshidradación, necesito beber más líquido de lo normal. Se duerme menos y peor y a ratos aparece una levísima cefalea acompañada de ciertos pensamientos recurrentes. En el plano sicológico existe una sensación de calma nerviosa, algo así como cuando crees que has hecho lo que tienes que hacer y todo está en calma... pero justo cuando no tiene que estar en calma, una calma inoportuna y fuera de lugar. Frecuentes episodios de angustia y ocasionalmente desesperanza. Así llevo ya diez días.

Parte de esa radiación puede llegar a otro corazón y causar cierto malestar, sentimientos de culpabilidad, temor a hacer daño por no corresponder y cierta resistencia a acercarse a la persona causante. Esto es lo que peor llevo, los daños colaterales a alguien que no ha hecho nada y se ha visto envuelta sin pedirlo en la reacción química. No ha hecho nada, simplemente ser como es.

Ser honesto y consecuente con uno mismo puede hacerte sufrir mucho. Para mi estas sensaciones son nuevas, nunca antes me había visto inmerso en una historia de esta forma. Haría cualquier cosa, antes que nada en el mundo, para anular todos estos "efectos colaterales", pero no se me ocurre qué puedo hacer. Cualquier cosa salvo una, hay algo que no puedo hacer: no puedo borrar hoy lo que siento hoy.

Así me siento, esto me pasa... y nadie, absolutamente nadie tiene culpa de nada (tú tampoco). Cosas que pasan, y pasarán de una forma o de otra. Llevo semana y pico mordiéndome las uñas de nuevo como nunca.

22 de julio de 2010

Pide un deseo

Hoy no pongo fotos de "manos".
Hoy acompaño con este dibujo
genial de Adrián Berenguer,
porque me lo regaló el lunes
por mi cumpleaños con el texto
"Felicidades, Mano" :)
El lunes me hicieron soplar velas. Es tradición en "occidente" (no sé bien qué quiere decir "occidente") que antes de soplar las velas hay que pedir un deseo (en algunos sitios, tres); y que hay que soplar las velas de un sólo aliento y no desvelarlo en voz alta para que se cumpla. Hoy me han vuelto a hacer soplar una vela y no me han dicho que pida un deseo, pero otra vez ha vuelto a mi cabeza la misma reflexión.

Yo no creo en destinos preescritos, ni en nada paranormal, ni en astrologías, ni adivinaciones, ni en ninguna de estas tradiciones supersticiosas. Pero sí tengo un interés socio-sicológico, en analizar este momento, porque aunque no crea en ello, sí delata muchas de nuestras ansiedades, preocupaciones, proyectos, sueños... deseos.

Yo distingo entre varios tipos de deseos a la hora de soplar una vela (o de ver una "estrella fugaz") [--> otro día, igual hablo de las "estrellas fugaces", que no existen!!]

  1. Deseo global utópico: Para el que no quiere pensar mucho en ese momento y vale para todo y queda bien, algo así como "que llegue la paz a todo el mundo". 
  2. Deseo colectivo utópico: Igual que el anterior, pero focalizado en un colectivo relativamente pequeño: "que en mi familia no le pase nada malo a nadie".
  3. Deseo particular utópico: Algo parecido a "deseo volverme invisible y poder entrar en los vestuarios de las chicas en el gimnasio" 
  4. Deseo fantástico irresponsable: Cuidado con estos... "que todas las chicas se enamoren de mi y me quieran hacer el amor en cuanto las mire". Anda que como se cumpla.... vas listo... 
  5. Deseo agradecido-generoso: Del tipo "no puedo pedir nada, lo tengo todo... si acaso seguir con la misma suerte que hasta hoy... y pa mis colegas lo mismo" 
  6. Deseo a largo plazo imposible: Son una pérdida de tiempo. Más o menos como "que me toque la lotería, me compre un par de islas desiertas, doscientos caimanes, los mando a una de las islas y envio allí a mi jefe, y en la otra me quedo yo con mi chica. 
  7. Deseo a largo plazo improbable: Los que se pueden cumplir... pero difícil "deseo que por fin acabe la carrera y me pueda montar mi negocio y que todo vaya bien" 
  8. Deseo a corto plazo imposible: Pensamos en una tontería para que se cumpla ya, aunque sabemos que no va a ocurrir, nos puede divertir "que desaparezca toda la ropa en la cafetería y nos veamos de golpe todos en bolas"
  9. Deseo a corto plazo improbable: Sabes que no va a ocurrir, pero lo deseas y también sabes que imposible no es "que ahora mismo se de la vuelta y me de un beso y me diga que no podía esperar más"
  10. Deseo a corto plazo probable: Quieres ver que se cumple ya y para que no sea complicado pides algo muy sencillo... "un deseo? me conformo con que me mire ahora y sonría"

Además, los deseos pueden ser macromaterialistas (loterías, etc...), micromaterialistas (pequeños detalles o regalos), sentimentales (amor, amistad, ...), vengativos (que le chafen el deportivo al novio de mi 'ex'), o simplemente chorradas (ganar la liga, que hagan otra trilogía de StarWars, etc...)

¿Qué hay que pedir? ¿Pedimos esperanzados en que se cumpla? ¿Pedimos conscientes de que jamás se cumplirá? ¿Pedir por un deseo probable es desperdiciarlo? ¿Pedir por un deseo imposible es perder el tiempo? ¿Es inútil pedir un deseo utópico? ¿Es mejor pedir un deseo concreto y sencillo para asegurar que se cumpla?

¿Cuáles son tus deseos? Yo sí tengo bastante claros algunos... y el lunes y hoy... formulé los míos.

Si me dijeran "pide un deseo"... preferiría un rabo de nube...

http://open.spotify.com/track/3hCI1IACP1FVcUSZsYgTof

http://www.youtube.com/watch?v=JGSosczpCbM

21 de julio de 2010

Objetivos en la vida: ¿Impulso o lastre?

La vida se construye mano a mano,
paso a paso, eslabón a eslabón...

Un cubo lleno de eslabones de hierro, sólo sirve para dos cosas. Primero para construir una cadena, aunque para eso tendremos que colocar un eslabón detrás de otro y soldarlos. Mientras no formen una cadena y queramos darle una utilidad inmediata, sólo sirve de lastre.

Hay un tipo de personas (entre la que quizás me incluyo) que no quieren pasar por la vida sin más, sólo viviendo el día a día de cualquier forma, como dicen algunos "sin pena ni gloria". Que no se conforman con ir a remolque de los demás, de las modas, del comercio, de los colegas. Toda esta gente que se preocupa de su propia vida, de sacarle el máximo jugo, necesita además de vivir intensamente el hoy, planear el futuro. No es incompatible. El "vive sólo el presente" es una visión cobarde y limitada en la que se instalan algunos quizás para no rendir cuentas a los compromisos.

Pues los que nos preocupamos por vivir intensamente hoy y mañana, nos planteamos objetivos. Tenemos sueños, queremos cosas y algunas llegan a alcanzar el status de "objetivo", es decir, "voy a por eso, hasta lograrlo". Viajar a un sitio, formar una familia, conseguir el puesto de trabajo, terminar una carrera, ir a vivir allí, regresar con los míos, construir una casa... son algunos de los "grandes objetivos" que se planean habitualmente. También hay objetivos algo menores que no por ello son menos importantes.

Como en todo, creo que el secreto de la felicidad está en los equilibrios. A veces, nos cargamos tanto de objetivos, queremos hacer tantas cosas, nos gustaría viajar a tantos sitios, terminar tantas carreras... que en una vida no es posible. O sí es posible, pero sacrificando otras cosas muy importantes. Hay que elegir.

Nosotros tenemos que ser los dueños de nuestros objetivos. No permitir que ocurra al contrario, que nuestros objetivos nos dominen a nosotros. Entonces se convierten en un lastre importante que causa infelicidad, ansiedad, frustración. Hay que ser conscientes de que no cumpliremos todos nuestros sueños, quizás sólo muy pocos. Lo importante es seguir teniendo sueños e ilusiones, que vienen bien y son necesarias. Pero sobre todo, disfrutar, sacar felicidad y compartirla de los momentos de cada día, esos momentos en los que nos ilusionamos, esos momentos en los que estamos trabajando por un objetivo, esos momentos en los que desconectamos de la presión de nuestros objetivos, momentos en los que reímos por ver cerca ese objetivo cumplido, ese momento en el que nos lamentamos por renunciar a ese otro objetivo.

No debemos vivir atenazados por nuestros objetivos, no cumpliremos muchos. Pues eliminamos, nos creamos otros, mantenemos alguno importante... El que todo lo quiere, al final, vive amargado por no tener todo. Hay que valorar y conformarse con el pequeño paso de cada día. A esto se refiere el "vive el día a día". Proyecta tu futuro, repartelo en días, y vive cada día. Disfruta de cada etapa, cada compañía, cada persona, cada momento, cada ciudad, caminando hacia tu futuro y tus objetivos. Y cuando mires atrás (que también hay que hacerlo) verás que no has alcanzado todas las cumbres, que podías haber llegado a más, sí... pero algunas cumbres sí las has hecho, y sobre todo... que has sido tremendamente feliz en el camino. Y por el camino, has hecho feliz a mucha gente.

Vivir es lo más peligroso que tiene la vida. Eso es la vida vivida intensamente.


Puedo soñar, ¿no?

http://open.spotify.com/track/1UrkUYrnRUdonf0Ict0wLi

http://www.youtube.com/watch?v=V80dW1flxoM

15 de julio de 2010

A veces, me siento como de otro planeta

Estoy sumergido en un entorno donde la gente te sonríe cuando le miras y te saca la lengua cuando te das la vuelta. Donde la gente se encoge de hombros cuando le preguntas y te juzga cuando te vas. Donde te prometen ayuda o comprensión y sólo recibes críticas gratuítas. Un entorno donde la gente te vende sinceridad y aparenta ir de cara y sin embargo te hacen un traje a la menor ocasión.

También estoy sumergido en una sociedad (y me refiero a esa porción de la sociedad que me rodea, con la que interactúo) que sólo se mira el ombligo, que es hipócrita, que va de "enrollada" pero que te falla a las primeras de cambio tan pronto algo parece que no le conviene. Que critica la actitud de otro y le juzga con una ligereza pasmosa. Que a falta de argumentos para hablarte en la cara, prefiere la complicidad de otros iguales para hablar a tus espaldas. Falta gente sincera, transparente y honesta.

A diario veo gente hipócrita que critica continuamente cualquier movimiento de otra persona, y que minutos más tarde autojustifica cualquier barbaridad suya con la excusa más absurda. A diario veo gente con una absoluta falta de criterio y coherencia.

Personas que aunque no lo parezcan, van creando discordias entre personas, hablando mal a escondidas y promoviendo enemistades. Personas que en asuntos de pareja, con una mentira tapan la siguiente. Personas que para disimular una mentira se hacen las víctimas y luego usan ese victimismo para justificar su siguiente mentira.

Estoy sumergido en un mundo que necesita estupefacientes para divertirse, modas para vestirse, telebasura para culturizarse, banderas para identificarse, derrotar a alguien para progresar, dinero para avanzar.

Depositamos a veces confianza, esperanzas, tiempo, en gente que no tiene valores, o que traiciona los que tiene a la menor presión externa. Que manipula su escala de valores a la conveniencia del momento. Que derrocha esfuerzos en aparentar lo que no es, que sólo es solidaria cuando no hay que demostrarlo, que sólo es auténtica de boquilla.

Un entorno en el que se prefiere comerciar a compartir, negociar a dar, comprar a recibir. Donde demasiada gente prefiere siempre atiborrarse de comida a saborear, prefiere emborracharse a paladear una buena bebida, que elige cualquier estereotipo a tener que usar la imaginación, que prefiere practicar sexo a hacer el amor.

No digo esto por que yo no cometa este tipo de errores. Aunque sí pongo mucho esfuerzo en superarlos, errores los cometemos todos. Digo todo esto porque sinceramente, a veces me veo fuera del mundo. Como si no encajara, como si estuviera fuera de mi sitio. Y no me olvido, tengo muchos amigos y familia que no son así. Mi entorno más cercano emocionalmente hablando, el que yo quiero, o el que yo he buscado, no es así.

Mi querida sociedad, tenemos que hablar. No es por ti... es por mí.

¿Sueño con poder cambiar una pizca de todo esto? Sí, sueño y actúo. Algo podemos cambiar. Pero a veces cansa, quema, desespera y hay que salir a la superficie a tomar aire, a acompasar de nuevo la respiración. Sueño con un mundo mejor, claro que sí. Pero sueño más con encontrar a alguien de mi planeta, que me comprenda y me quiera así, como soy: Raro. Al menos tendría donde refugiarme en los momentos en los que me siento tan "extranjero" del mundo.

Será que hoy me siento "Cara B":

http://open.spotify.com/track/6jPtBYn3VN1Ooz6F5OSblt

http://www.youtube.com/watch?v=RDGWw2J24P0

30 de junio de 2010

Un pulso: Cabeza vs Corazón

¿A quién hay que obedecer?

Haz siempre lo que dice tu cabeza, no hay que obedecer al corazón. Y serás una persona gris, previsible, poco apasionada. Si tu cabeza es superdotada, serás una persona práctica y eficiente, pero sustituíble en la mayoría de los casos por cualquier electrodoméstico o computador.

No, mejor hacer caso siempre a lo que dice el corazón. Es una opinión que está de moda, casi un consejo estándar. Y te pasarás la vida dando tumbos, autoconvenciéndote de que eres feliz así y libre, sufriendo más de la cuenta.

Esto son simplificaciones poco serias, pero que me sirven para aclarar que en mi opinión debe existir un equilibrio. Hay que escuchar a las dos partes con honestidad e intentar buscar un punto medio, un consenso, algo que encaje entre las dos. A veces es muy difícil, porque cabeza y corazón dicen justo lo opuesto. Es un pulso que algunas veces se inclina para un lado, otras para otro. Pero nunca hay que permitir que una parte salga derrotada.

Como durante un tiempo al corazón lo tenía afónico, no escuchaba con claridad lo que me decía, no le hice demasiado caso, y me guié principalmente por lo que me decía la cabeza. No me estaba yendo del todo bien. Ahora le estoy dedicando el tiempo perdido. Dialogo con mi corazón, le pregunto, le escucho, me habla, me llora, me pide cosas. Y estoy intentando transmitir muchas de las cosas que me dice. Intentando reincorporar a mi vida algunas de las cosas que pide. Intentando aplicar algunos consejos que me da. Priorizando sus preferencias. Le estoy dando toda la importancia que creo que tiene y le dejo hablar... y escucho.

Pero tampoco es un "tirarse a tumba abierta" cuesta abajo y sin frenos. Mi cabeza vigila, desde lejos. Estoy dando rienda suelta a mi corazón, pero ya he tenido que autocensurarme en un par de ocasiones. Creo que lo llevo bien, estoy aprendiendo y por fin consiguiendo cierto equilibrio, tan esperado y tan difícil de encontrar. Ahora toca, en algunos aspectos, volver a inclinar el pulso al otro lado. Sólo en algunas cosas concretas, seguiré escuchando a mi corazón, que todavía tiene mucho nuevo que decirme, pero le voy a trazar un par de líneas una aquí, otra algo más allá, que tampoco quiero que se descontrole. No es el momento, creo. Llegará pronto.

(El corazón tiene un pulso con la cabeza. Uno tira a un lado, el otro al contrario. No hay que permitir nunca que uno salga vencido, hay que mantener el pulso vivo.)

28 de junio de 2010

Ya no me cuesta desnudarme (Parte II)

Lo que voy a escribir a continuación es quizás aquello de lo que nunca he hablado, de lo que desde hace varios años siempre he reuhído hablar, por vergüenza, timidez o no sé qué otras paranoias. Por eso va debajo de este título, como segunda parte. Ahora ya no me cuesta hablar de esto y voy a aprovechar las nuevas sensaciones que estoy teniendo al pensar en voz alta. Escribiendo esto habré cruzado otra pequeña meta. Para mí, es el texto más duro de escribir.

Pasan cosas que no esperas, otras que esperas no pasan. No paro, voy como loco de un sitio a otro. Me divierto, aprendo, soy feliz, pero no lo tengo todo. No lo quiero todo, me suelo conformar con poco, con los pequeños logros de cada día. No tengo grandes objetivos a largo plazo, pero sí quiero conseguir todo lo importante. Yo ya tengo casi todo, pero aun quedan cosas pendientes. Y buscando, tratando de encontrar todo lo importante, pasan oportunidades que no cojo porque pienso que realmente no lo son. Pasan oportunidades que no cojo por temores. Pasan oportunidades disfrazadas de otra cosa que no soy capaz de captar. Pasan otras cosas disfrazadas de oportunidades que cojo equivocadamente. De vez en cuando acierto, otras muchas no. Entre ellas, la oportunidad de encontrar de nuevo, a alguien con quien conectar, con quien hablar sin abrir la boca, a quien dar antes de que pida, con quien proyectar y compartir sueños. La verdad es que estoy algo harto de sonreír y callar cuando tanta gente me pregunta "¿y a qué esperas para echarte novia?"

Durante mucho tiempo, demasiado, por motivos personales muy íntimos, creí necesitar mantener la cabeza escondida bajo el ala. Dejar que pasara algún tiempo. Dejar curar. Dejar correr. Quizás fue bueno, pero tardé en darme cuenta de que ya llevaba demasiado tiempo así, sin avanzar ni un pasito. Así que me puse en marcha, poco a poco fui cogiendo ritmo. Volvió a cambiarme el carácter, en realidad, recuperé el mío propio, volví a creer en mi mismo, volví a creer en la gente, volvía poco a poco a ser YO, algo bastante parecido a lo que quiero ser, a lo que me esfuerzo por ser. El tópico del Ave Fénix... pues eso: Ahora soy más fuerte que antes, más comprensivo, más abierto, más optimista... soy más, me siento mejor. Algo que ahora me duele, es el tiempo perdido en el proceso, creo que más tiempo del necesario, demasiado tiempo perdido. Hoy tengo más cosas, me siento más realizado y más valorado. Pero sigo teniendo el mismo vértigo a la hora de enfrentarme de nuevo a lo que me derrumbó hace unos años. Bien, soy más fuerte, sí... y me acerco más al borde que antes... pero esa secuela me ha quedado y el vértigo no se va. Y sé... que eso tan importante de lo que hablaba al principio, no lo voy a encontrar mientras siga "cagao" de miedo.

Casi no me cuesta desnudarme, si me preguntas con interés, te contaré cualquier cosa. Ahora ya no tengo miedo a abrirme, ya no tengo tanto pudor en mostrarme, soy lo que ves... y lo que no ves te lo cuento. Si no encuentro pareja no es en absoluto porque me asuste el compromiso, ni porque esté disfrutando de una vida "libre", creo firmemente en la fidelidad sin perjuicio a la libertad... Mi problema es que sigo teniendo ese miedo, que no sé descifrar, que me impide, que no sé de dónde sale ni cómo evitarlo. Tengo mucho miedo a sufrir otra vez por lo mismo. Ese vértigo, ese miedo, lo reconozco desde hace ya mucho tiempo. Y con mi optimismo racional pienso... "ya se irá, poco a poco disminuirá"... y sí, quizás vaya desapareciendo... pero taaaan leeento... que casi no lo noto... y empieza a molestarme, el no encontrar recursos para ganarle la partida.

Tomar riesgos. Arriesgarse, lanzarse al vacío. Ese es el consejo que más he escuchado. Tienen razón, lo sé. Seguramente, para encontrar lo que quiero no sea necesario curar el vértigo. Bastará con vencer el miedo una sola vez. Por fin me creo capaz de intentarlo. Sí... no, pero hoy no, mañana. Quizás ya sea capaz de vencerlo... mañana.

No sé si soy capaz de hacer puenting. Es como si antes lo practicara y tras una mala experiencia le coges mucho miedo. Y quieres vencerlo, pero llegado el momento siempre te vuelves a echar atrás, cuando te viene al recuerdo lo mal que lo pasaste. Hoy soy capaz incluso de planearlo, de ir al puente, disfrutar de la vista, atarme con las gomas, incluso pasar al otro lado de la barandilla.... pero no sé si podría saltar. Y quiero. No sé si lo que necesito es darme aun más tiempo para vencerme a mi mismo yo solo, o si lo que necesito es que alguien me empuje, o que alguien salte conmigo. Pero quiero.

El título dice "Parte II". Quizás haya "Parte III", supongo. Pero será "mañana".


http://open.spotify.com/track/3hFArT3hDAzcAl8ZLmaK2U

http://www.youtube.com/watch?v=ZVyKaCJSwM8

22 de junio de 2010

Llevo bien enganchado un lastre: la desconfianza

Con el tiempo y las experiencias vividas vamos evolucionando. Unas cosas (quizás la mayoría, o las más importantes) a mejor, algunas inevitablemente, por circunstancias, evolucionan a peor.

En todos los textos que estoy escribiendo, evito nombrar a nadie, al menos si voy a decir algo inconveniente. En este caso es necesario referirme a alguien para poder explicarme y pido perdón por ello. No deja de ser mi punto de vista subjetivo, lo que siento o he sentido y en estas líneas no hay ninguna intención de reproche, puede que más al contrario. Espero de corazón que nadie se ofenda por contar esto.

Siempre me ha gustado confiar en la gente. Eso suele implicar decepciones, pero relativizando las decepciones, quitando cierta importancia a la gente que te decepciona y dando mucho más valor al hecho de depositar confianza en la gente y el "feedback" que por ello puedes recibir, compensa. Siempre lo he creído así. Una vez confié absolutamente en una persona. Y cuando digo absolutamente, quiero decir confianza plena, siempre, en todos los sentidos. Confianza en su criterio, en sus decisiones, en su prudencia, en su confidencialidad, en su honestidad, en su fidelidad. Y una confianza contínua, siempre, sin fisuras. Y vives tranquilo y agradecido por tener alguien a tu lado en quien confías tanto. Quizás tanta relajación no sea tan buena, aunque dudo mucho que un poco menos de confianza hubiera evitado algo. Pero me di cuenta tarde de que durante un tiempo, me estuvo engañando en lo que más me importaba. Fue entonces cuando se me fueron al suelo varios pilares con los que estaba construyendo mi vida y mi formación como persona. Y entre estos pilares, la confianza. Si me había fallado la persona en la que confiaba sin condiciones ni dudas ¿en quién podría confiar después?

A partir de ese momento, cosas como "cuéntame qué te pasa, no te preocupes, sé que es confidencial" empiezan a perder valor. Más aun cuando quien te dice eso, un mes después está usando tu "confidencia" con terceras personas para hacerte daño. Y desconfías de todo y de todos, más por autoprotección que por convicción, pero por mucho que quieras confiar, en realidad no puedes. Ese cambio radical de mentalidad desorienta, confunde, duele. Es más, esa desconfianza generalizada recién adquirida agrava mucho más la soledad. La soledad física con la soledad de no querer recurrir a nadie ni apoyarte en nadie.

Con el tiempo, las heridas cicatrizan. Y esto es una herida más. Pero a veces, la cicatriz desaparece y otras no. Esta todavía se ve. Estoy consiguiendo cosas importantes en mi lucha por recuperar la confianza, pero todavía no sé si podré volver a confiar en una persona de la misma forma. El gran problema es que cuando tenga una pareja, querré confiar en ella así, al cien por cien, sin fisuras ni dudas. No sé si lo conseguiré o tendré que aprender a conformarme con menos. Hay quien me dice que pongo demasiadas expectativas en las personas. Me gusta, necesito creer en la gente que quiero y para mi, hay valores que son más que importantes, como la fidelidad, la lealtad y la sinceridad.

Creo que yo no he traicionado la confianza que alguien haya puesto en mi, al menos en temas personales o delicados. Si alguien piensa que sí, ojalá me lo diga y pueda repararlo. Pero tengo el convencimiento vital de que no quiero jamás fallarle a nadie en esto y menos en la pareja. Yo no me veo capaz de engañar a alguien a quien amo. Nadie está libre de cometer errores... y los errores del pasado poco deben contar hoy si se aprendió la lección. Hice, hago y haré todo el esfuerzo necesario por no fallarle a nadie en este sentido. De la misma forma espero tener la suerte de no sufrir otra decepción parecida, no tener que volver a pasar por eso.

(Al contrario de mucha gente, creo que la fidelidad no coarta la libertad. La desconfianza sí)

20 de junio de 2010

No te puedes llevar con la mano un trozo de río

Acercas la mano, tocas el agua, te refrescas. Notas el agradable masaje que te regala el movimiento y la fuerza del agua. Juegas un poco con la corriente, salpicas, te entretienes con las burbujas, las gotas, el agua se cuela entre los dedos, la impulsas con la palma, desvías la corriente, el agua salta por encima de la mano, la rodea, se acarician río y mano. Puedes cerrar los ojos e imaginar cualquier cosa. Te sumerges en el placer de tocar el río o en la relajación de dejar que el río te toque.

Pero cuando cierras la mano, no puedes llevarte ni un poquito. Tan pronto sacas la mano, por rápido que lo hagas, por mucha decisión que pongas, el río sigue allí, exactamente igual que antes. Como si nunca lo hubieras tocado. Te acercas de nuevo, sumerges tu mano, vuelves a empaparte de la vida del agua, pero al sacar la mano sólo quedan restos de humedad... y el río... como si nada. Los surcos en el agua que se formaban al acariciarla, desaparecen en el instante de quitarla. Los círculos que se dibujan en la superficie, se alejan y se desvanecen.

Como cuando te acercas a alguien, quien te llena con sólo su proximidad, su atención, su mirada. Y cuando vuelves a ti mismo, sólo tienes un dulce recuerdo, un poco de agua en la mano, y la triste incertidumbre de que quizás, nunca tengas más que eso. La frustración de que quizás no hayas influido en nada en esa corriente de agua, más que desviar unos instantes algunas gotas. La desesperanza de pensar que quizás, el río no te espere de nuevo. El vacío de creer que quizás nunca seas lo suficientemente importante como para atraer el curso del agua.

A veces, intentar acercarte a alguien puede ser tan incierto, tan frustrante y tan desesperante como intentar llevarte con la mano un trozo de río. Una vez en mi vida, fui ese río. En dos ocasiones, la mano. Ojalá, nunca más.

(Las personas tenemos la capacidad de ser distintos a los ríos: podemos cambiar nuestro curso a voluntad. Usemos esa capacidad, especialmente cuando una mano se acerca a tocarnos.)

17 de junio de 2010

La tengo de 25 centímetros

Ya sé que parece mucho, no es un farol, va en serio. Cuando está estirada a tope me mide 25 centímetros. Y no lo parece, porque no la tengo gorda ni aparenta grande, pero la realidad es esa, mide 25 centímetros. Te la enseño cuando quieras y lo compruebas.

Comencé este ejercicio de escribir sobre mi para aprender a rebuscarme en el interior de una forma nueva, más calmada y reflexiva. Expresarlo y tener la oportunidad de revisarlo pasados los días, o meses. También como un ejercicio de apertura de mi mismo hacia los demás. Claro que me lee poca gente, no soy un anuncio en la tele, pero con esto consigo rasgar el espeso y a veces molesto telo de la intimidad y la cobardía de no mostrarme.

Y al ponerme a escribir, uno tiene tendencia a dejar salir primero las cosas que no huelen bien, airear la casa, hablar de penas, problemas o dolores. Está bien, muy bien, poderlos compartir con ciertas personas. Es gratificante, constructivo y reconfortante leer respuestas, públicas y privadas. Pero uno no está hecho sólo de oscuridades, temores y fracasos.

¿Os he dicho que me mide 25? No será importante, supongo que no, al menos para casi nadie. Pero es cierto y estoy orgulloso. Y esa envergadura me permite muchas alegrías a lo largo de la vida. Pero tengo más cosas buenas y mucho más importantes. No voy a convertir esto en una oda a mí mismo, no soy yo el más apropiado para hablar de mis cosas buenas, me basta con notar algún gesto de vez en cuando de la gente que me rodea. Pero sé que las tengo, sin duda.

Más que nada, no quería tampoco dar la impresión a la gente que me está leyendo de que estoy deprimido o con una crisis de identidad. De que me estoy volviendo loco o gris. Loko siempre he estado (pero con 'k'), sigo teniendo la cabeza llena de colores, sigo riéndome mucho, tengo mil músicas en el alma, el corazón lleno hasta arriba de amor y ternura, los pies cargados de energía para volar, las manos limpias y honestas, brazos fuertes para sostener a quien haga falta, piernas delgadas dispuestas a impulsarme donde sea, una espalda acostumbrada a llevar peso, un estómago dispuesto a recibir litros de cerveza, unos ojos que desean mirar a través de las cosas, unos oídos atentos, un cuello que espera un beso y un pelo que da envidia. Y el culo blanco.

Si me abro contando mis cosas no-tan-buenas, recuerdo que también está mi yo positivo, optimista, divertido, cariñoso, sincero y práctico para lo que haga falta. Pero tendrás que descubrirme. Yo sólo doy el primer dato: mi mano, abierta y estirada, desde la punta del meñique hasta la punta del pulgar, 25 centímetros exactos.

http://open.spotify.com/track/6NNMZ6ydDfQtRaZontP3G9

http://www.youtube.com/watch?v=0P2Dirtm6DU

16 de junio de 2010

Soledad, aquí están mis credenciales...


Otro día escribiré sobre cosas con las que me identifico. No pretendo, ni mucho menos, convertir esta especie de "blog" íntimo en un homenaje a Jorge Drexler. Ya hablé de una canción, hoy toca otra y queda al menos una más. Lo que pasa es que me identifico con sus letras, con su forma de componer, con su forma de grabar y de entender la música. Y últimamente, en bastantes momentos más o menos importantes estuvo de fondo Drexler. Este es otro de ellos:

Hace de esto meses arriba, meses abajo, unos 3 años. Aquel día, había concierto de Drexler en el Teatro de Elda. Ibamos a ir tres, mi hermana, mi cuñado Manolo y yo. Salí desde Alicante yo sólo en mi coche. El concierto pertenecía a la gira promocional de "12 segundos de oscuridad". El día anterior al concierto pude escuchar ese disco por primera vez y lo hice sin poder prestar demasiada atención. Recuerdo que tenía el listón demasiado alto, después de "Sea" y sobre todo de "Eco" me parecía que no se podía superar a sí mismo. Escuché el disco y en ese primer contacto me pareció sensiblemente inferior a los anteriores. Al día siguiente, el día del concierto, pude escucharlo de nuevo en el coche. Empezaron a gustarme cosas, pude prestar atención a la letra de la canción que da nombre al disco, la entendí... y me encantó. Me gustó el sonido del tema "Soledad" y el dueto con María Rita, pero no pude atender a la letra. Camino de Elda, por la autovía y con mucha tranquilidad, volví a escuchar "Soledad" prestando atención a la letra.

Soledad (Jorge Drexler, 2006)

Soledad,
aqui estan mis credenciales,
vengo llamando a tu puerta
desde hace un tiempo,
creo
que pasaremos juntos temporales,
propongo que tu y yo
nos vayamos conociendo.

Aquí estoy,
te traigo mis cicatrices,
palabras sobre papel
pentagramado.
No te fijes mucho
en lo que dicen,
me encontrarás en cada cosa
que he callado.

Ya pasó,
ya he dejado que se empañe
la ilusión de que vivir
es indoloro.
Qué raro que seas tú
quien me acompañe, soledad,
a mi, que nunca
supe bien cómo estar solo.

Lo que ocurrió justo después nunca lo he contado, me lo impide esa vergüenza de la que hablaba en mi anterior entrada del blog y no lo sabe absolutamente nadie. Me pilló conduciendo a la altura de Monforte. La letra de esa canción, la entonación susurrada de Drexler y María y la intimidad de la música me pegó tal mazazo que me emocioné al final, justo al final de la letra. Intenté sobreponerme, pero la letra, entera, tal cual, se repite de nuevo desde el principio. Y a la segunda vuelta no sobreviví. Rompí a llorar como hacía tiempo que no lo hacía. Cogí tal congestión que me fue imposible conducir y tuve que parar en la gasolinera de la salida de Novelda. El tiempo que tardé en recuperarme casi me cuesta llegar tarde al concierto (como siempre que llevo entradas de los demás además de la mía). Ya en el concierto, a mitad del mismo, Drexler la interpretó y nuevamente se me paró la saliva en la garganta como una pelota de tenis y volvieron a aguarse mis ojos. Creo que mi hermana no se dió cuenta, no sé, decirme no me dijo nada.

Es como si hubiera compuesto yo esa canción, es la melodía justa, la velocidad perfecta, los arreglos exactos que habría hecho yo si tuviera el talento suficiente como para fotografiar con música lo que ocurre en mi cabeza. Y a la letra, ni le puedo poner ni quitar ni una palabra. Lo expresaba todo, tal cual era, en aquel momento.

Era un momento en el que yo me creía que ya tenía algunas cosas superadas. Siempre tuve a mi numerosísima familia al lado, cada día, todos los días. En el trabajo tenía muy buen rollo con todo el mundo, me llevaba de forma correcta y cordial con mi ex, me llevaba muy bien con toda su familia, estaba conociendo a mucha gente en el mundo de la música, a tocar, a relacionarme, a ser valorado, a sentirme querido... no sabía que todavía podía sentir la soledad de esa forma.

Hoy me sigue emocionando esta canción, a veces hasta duele. Ese dolor "dulce" que no hiere pero empaña. Pero ya no me afecta tanto, no es capaz de derrumbarme. Es más, me encanta escucharla, vivirla, sufrirla y vibrar con sus notas. Ahora es un color más que forma parte de mi paleta personal, con la que sigo pintando hoy. Y con ese color, cada vez que la escucho, me dibujo rayitas en el horizonte para recordarme que no quiero volver a llorar por eso. Y sobre todo que, haré siempre todo lo que esté en mi mano para que nadie a quien yo quiera, pueda sentir esa tristeza.

http://www.youtube.com/watch?v=5fWPbdMG0dY

http://open.spotify.com/track/58W8oOa1q7TQUpGmAYazFZ

15 de junio de 2010

Ya no me cuesta desnudarme (Parte I)


Siempre fui tímido. Lo sigo siendo. Siempre fui introvertido. Eso lo fui cambiando con los años y con las experiencias. Siempre fui reservado. Desde hace poco estoy aprendiendo a no esconderme tanto.

Como casi cualquier niño, después adolescente, viví, crecí y evolucioné con mis valores, mis ideales, mis complejos y mis inseguridades. Siempre me dio vergüenza compartir mi intimidad, a causa de esto nunca tuve un "íntimo" amigo, muchos amigos, pero ninguno con un lazo afectivo especialmente fuerte. He sido confesor y guardián de la intimidad de bastante gente, quizás llegué a adulto algo joven (eso me han dicho muchas veces y puede que tengan razón). No pocos amigos, sobre todo amigas, me han tenido como un buen consejero, o un "oyente" de confianza siempre que han necesitado a alguien que les escuche. Y a pesar de que al parecer se me da bien, nunca fui capaz de ponerme en el otro lado, de hablar de mi, de confiarme a alguien.

En realidad, en toda mi vida sólo he tenido una amiga así, con la que yo no tenía ningún secreto, ni me daba ningún reparo absolutamente nada. Nos hicimos novios. Viví en primera persona lo del "uno más uno son mucho más que dos" durante bastante tiempo y con mucha intensidad. Me casé con ella. Formamos una familia. Con ella y con el indescriptible y maravilloso entorno de gente que nos rodeaba, aprendí tantas cosas que siempre estaré agradecido, a ella, a pesar de todo, y a los amigos que teníamos. Hoy también soy fruto, especialmente de aquella etapa.

Pero se fue, se acabó aquella historia de una forma muy trágica y violenta para mi. Me quedé entre otras cosas, sin mi única íntima amiga. También necesité alejarme bastante de aquel entorno de amigos, y por tanto, quedé bastante aislado y sin haber aprendido del todo aquello de confiar mi intimidad y mis pensamientos a alguien. Lo intenté con 2 o 3 personas, alguien con quien hablar, con quien desahogarme. Con una no conectaba, la otra me traicionó...

Hace 5 años y medio que explotó todo esto y sigo buscando ese amigo o amiga de plena confianza que casi todo el mundo tiene uno y sólo uno. Pero algo sí que he descubierto y he ganado en los últimos meses: ya no me cuesta desnudarme. Ya no tengo tanto pudor al hablar de mi, de mis sentimientos o de mis defectos. Ya he descubierto que todos tenemos de todo eso y no tiene demasiado sentido esconderlo siempre. Tampoco soy un kamikaze que va contando cualquier intimidad a cualquiera. No. En alguna ocasión me he equivocado y como dije antes, me han traicionado la confianza y me han hecho mucho daño. Pero sí que tengo a bastantes personas en las que confío o quiero confiar, con las que no tendría ningún problema en abrirme completamente si percibo un interés en escuchar. Y tengo que decir que me encanta verme así, saberme por fin capaz de hacerlo.

Teniendo buena gente alrededor, nada puedo temer. Quizás algo salga mal algún día, pero sé que tengo mucho más que dar y que recibir de la gente a la que aprecio especialmente si me quito las máscaras y me dejo ver mejor. Tengo confianza en lo que soy, fuera complejos, fuera miedos. Precisamente todo lo que últimamente vengo escribiendo, lo que publico y lo que se queda sin publicar, es una prueba de mi esfuerzo, de mis ejercicios para conseguir esto, dejar que quien quiera conocerme, pueda hacerlo. Y todo esto lo he ganado también gracias a lo que he visto en algunas personas, que no voy a nombrar ahora. Más de uno ni se imagina que está en esa lista. Gracias, aunque no lo sepáis.

He lanzado lo que soy al aire, para quien quiera verlo.


13 de junio de 2010

Esta es mi mano

Esta es mi mano, mi mano izquierda. La derecha es igual, pero al revés. Son muy parecidas, viven juntas y hacen casi lo mismo. Pero no lo mismo, se complementan. Hoy me apetece hablar de mi mano, porque estoy orgulloso de ella.


Es una mano tendida, puedes cogerla cuando quieras. No te la puedes llevar porque está pegada al resto del cuerpo. Pero la puedes tomar sabiendo que yo estoy detrás. Puedes dejar algo en ella, que intentaré cuidarlo bien. Sea algo material o no lo que dejes, siempre agradeceré la confianza depositada en dejarlo allí en vez de elegir otro sitio. También saben recibir. Les encanta recibir cosas de otras manos generosas sin intereses ocultos.


Mi mano es feliz al encontrarse con otras manos. Otras manos con las que construir juntos, con las que aplaudir al mismo tiempo, con las que hacer sonar instrumentos, o hacer chocar vasos con cerveza. Me gusta usarlas para tocar la espalda de un amigo cuando nos encontramos, creo que pueden transmitir algún tipo extraño de energía de ida y vuelta de un cuerpo a otro. Es precioso hacer cosquillas a los niños y poder disfrutar de sus risas. Hacen música, escriben, sujetan, transportan, ... expresan...


Sé que tienen nostalgia de algunos gestos muy bonitos, como apartar el pelo de la cara de alguien para que yo pueda mirarle a los ojos, o de acariciar otras manos.


Aun así, nunca me han fallado. Siempre están ahí, tendidas, esperando, incansables. Es la parte del cuerpo que más puedo alejar de mi, la más independiente. Así que no serían tan valiosas si no sirvieran para interactuar con los demás, para compartir lo que soy con los demás.


Quiero a mis manos. Y por eso, si las quieres, ya sabes dónde están, dispuestas, esperando.


http://www.youtube.com/watch?v=NuxS-9t3tnY


http://open.spotify.com/track/0nvIhBnscX9w7P2yrqxB6K

8 de junio de 2010

Todo se transforma

La historia que voy a contar, por "fabulesca" que parezca, es completamente real, hasta el más mínimo detalle. En plena crisis emocional y personal, en mitad del derrumbamiento general del mundo que había creado y en el que había creído, hace unos 4 años, me pasó la siguiente anécdota:

Salí de casa como cada mañana. En lugar de ir a trabajar, pedí las primeras horas de la mañana para realizar gestiones personales urgentes. Tenía previsto ir a trabajar más tarde. Pongo un CD con unos 120 mp3 mezclados y variados de música, con reproducción aleatoria. Temprano, voy al banco, aparco cerca, en zona azul. Cuando estoy aparcando, me suena el móvil. De la oficina, que ha habido una avería en la centralita telefónica y están sin teléfonos fijos ni fax. Doy instrucciones de dónde tienen que llamar y digo que iré lo antes posible. Busco dinero para pagar la zona azul y sólo tengo moneda de 2 euros. Por no perder tiempo buscando cambio, pago 2 euros en lugar de los 30 céntimos que serían más que suficientes. Entro al banco, salgo en 3 minutos y cojo el coche. Cuando estoy saliendo del aparcamiento, otro coche quiere ocuparlo. Salgo y paro, me dirijo al coche que aparca en mi lugar y le doy el ticket, ya que yo he perdido el dinero, que le sirva a otro.

Me voy hacia la oficina del Racc Club, para recoger mi nuevo carnet de conducir, que caducó el día anterior y a recoger justo al lado unos documentos de una notaría. De camino, me suena el móvil. La delegación de Tenerife, que tiene problemas con los ordenadores y el servidor. No pueden conectar y por tanto no pueden trabajar. Les digo que no puedo hacer nada, que paren y esperen a que llegue yo a la oficina. Empieza el nerviosismo en mi... y ya me muevo con mucha prisa. Llego a la notaría e intento aparcar. No hay huecos. Me suena el móvil: la oficina, de nuevo. Que ya ha llegado un técnico para lo de la centralita, que no puede hacer nada hasta que yo no llegue.... y yo buscando aparcamiento en el centro de la ciudad. "Que por favor se espere, que tardo media hora (espero), que vaya probando esto y lo otro". Mientras, media empresa paralizada, sin teléfonos ni ordenadores, unas 20 personas sin poder trabajar bien.

Buscando aparcamiento, circulo despacio y veo que alguien abre la puerta de un coche: -"¿Se va usted?" -"No, lo siento". Sigo buscando. 6 metros más adelante, otro que abre un maletero: -"¿Se va?" -"No". Circulo 4 metros más y paro en un cruce. Alguien me toca en el cristal. Una chica joven, guapísima por cierto. Bajo la ventanilla y me dice "creo que buscas aparcamiento, te veo apurado... en la manzana siguiente tengo mi coche y me voy". ¡Un ángel! [al que, tonto de mi, no le di el teléfono ni le pedí el suyo]. Le sigo, me hace un gesto, paro, saca su coche y aparco el mío, a 20 escasos pasos de donde tenía que ir. Cuando estoy terminando la maniobra, me vuelve a tocar el cristal, bajo la ventanilla y me da un ticket de zona azul "toma, que me ha sobrado mucho importe y seguro que te vendrá bien... hasta luego"... yo, tonto y más que tonto, sólo acerté a decirle... "gracias!"... mientras, casualmente, en la reproducción aleatoria de mi CD, que tenía sonando una canción que ni siquiera estaba escuchando, comienza en ese justo instante a sonar el estribillo "Cada uno da.... lo que recibe, y luego recibe lo que da... Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma".

Ni que decir tiene, que tan pronto llegué a la empresa, encendí mi ordenador y antes de hacer nada más, inicié MSN y puse en mi estado exactamente eso, el estribillo completo. Los que me conocen, saben que tuve perenne e invariable ese estado durante al menos dos años.

En aquel momento no quise que se me olvidara nunca esa anécdota ni ese estribillo. Ahora pongo ya otras cosas, pero seguro que aquel nunca se me olvida. Y desde entonces, todavía si cabe, tengo ese lema mucho más presente que antes.

No sé por qué, tengo muchas cosas que agradecer en mi vida a las casualidades, para bien, a veces para mal. Pero siempre se aprende, si quieres.

Dar aquí, recibir allá. Ser generosos, no comerciar. No dar a cambio de. Colaborar con la magia caótica del intercambio libre de leyes. En bienes, en tiempo, en recursos, en amores. Todo se transforma.... cada uno da... y luego recibe lo que da....

Jorge Drexler – Todo se transforma

http://www.youtube.com/watch?v=p8Zp-h1NSpM

.

21 de mayo de 2010

Esta noche, una extraña alineación de planetas. Todo empezó con Jorge Drexler...

(es muy tarde y mañana trabajo, pero o escribo ahora, o no podré dormir)

Todo empezó con Jorge Drexler en concierto en el Teatro Principal. Con esto, para mí ya es bastante. Iba a ir muy bien acompañado: Rosa Mari, Ramón, Pino, mis padres, Anita y Susana. Pero las casualidades existen... o no... y poco antes del concierto me entero de que también veré allí a Alfonso, Zoe y Ceci. Entrando en el patio de butacas, veo salir de mi fila de butacas a Tere, cuando me voy a sentar, justo en las butacas de delante están Miguelón, Emi y Begoña. Una vez sentado, me giro y miro hacia arriba y veo a Puche. Un poco más a la derecha, Quim y Estíbaliz. Todo grandísimos amigos, gente grande. Debía ser una señal, algo muy bueno estaba por ocurrir, quizás mejor de lo que pensaba.

Se apagaron las luces y apareció en el escenario alquien que se presentó como Jorge Drexler transexual "La Shica", esa cantante-bailaora-artistaza que tiene un desparpajo y una gracia fuera de lo normal. Nos regaló unos 45 minutos de canciones, bailes y muchas carcajadas.

Y después Drexler. Con una banda que quita el sentío. Impresionante, cálido, gracioso, improvisador, amable... musicalmente perfecto. Un concierto para recordar y disfrutar, con muchas colaboración del público con palmas, chasquidos, coros, respuestas... con mucho diálogo, muchísimas risas, muchos detalles del buen hacer en el escenario, improvisación conforme a lo que hacía el público. La banda impecablemente preciosa incluso con bromas entre ellos. Se notaba, se palpaba desde las butacas lo bien que lo estaban pasando los 8 que estaban sobre el escenario.

¡Casi 3 horas de concierto! Un bis... y otro... y la gente aplaudiendo de pié, y otro bis... hasta tuvo que improvisar con los músicos al borde del escenario un "Volando voy, volando vengo" para susto del técnico de sonido y su asistente, con todas las luces de la sala encendidas y las puertas abiertas.

Y al salir, casi todos nos fuimos a tomar algo de comer a un bar junto al teatro. Tertulia y buena gente para compartir una cerveza. Al rato pasaron Jorge Drexler y sus músicos, que se llevaron nuestro aplauso, e intercambiamos algunas palabras y nos hicimos fotos. ¿Podía salir mejor la noche?

Yo creo que no. Más que perfecta. Me quedo con lo mejor: poder asistir a un concierto de tanta calidad, sabiéndome rodeado de amigos a los que aprecio tanto, sabiendo que estamos disfrutando todos de lo mismo, compartiendo el mismo momento, escuchar a mi lado las carcajadas de Susana, disfrutar el momentazo del reencuentro fortuito con Puche, Begoña y el resto a los que veo más a menudo. Superó con creces mis altísimas espectativas.

Noches como esta, se repiten pocas. Gracias a todos por haber estado en ella.

16 de marzo de 2010

En julio todos perdemos el 2% de nuestro poder adquisitivo.

No, todos no. Los canarios no. Enhorabuena por ellos. Aunque curiosamente y sin ánimo de caer en demagogia (hay sutiles matices en los que no entro), hoy se ha ratificado la subida del 2% del IVA para julio con el apoyo de Coalición Canaria... pero el IGIC canario no sube.

A lo que voy, que "LA CRISIS" la pagamos todos. La crisis que causaron los millonarios, los banqueros, los especuladores, la vamos a pagar sobre todo los que menos culpa y recursos tenemos. A partir del 1 de julio todo nos saldrá un 2% más caro, a los consumidores finales, a las empresas no.

A todo esto, la famosa "reforma laboral" va por el camino de convertirse en un abaratamiento real del despido, la creación de nuevos modelos de contratación más precarios, la bajada de las pensiones y el retraso en la edad de jubilación. Por mucho que todo esto se contradiga con la realidad de nuestra economía y nuestra sociedad. En la era de la tecnología y las máquinas, hay menos trabajo, menos cantidad de trabajo para hacer que hace 30 años. Lo lógico sería repartirlo y que todos trabajaramos menos, pero esto sería posible sólo con políticos eficaces y honestos. Políticos, banqueros, sindicalistas y empresarios... pero por lo visto, de éstos no hay. Ampliamos la edad laboral, aunque no haya trabajo para todos. Aunque la época dorada de la Seguridad Social, cuando más superávit ha habido fue con la aportación de la inmigración (que además tendía a corregir nuestro problema demográfico) ahora crece el rechazo a los inmigrantes.

¿Hablamos de la gestión económica? El dinero de nuestras pensiones lo manejan y gestionan los bancos. Durante el 2008, manejando MAL ese dinero, se perdieron casi ocho mil cuatrocientos millones de euros (8.400.000.000) por eso ahora, asustado el gobierno ante la presión de la banca, hay que recuperar ese dinero. ¿Quién, cómo se recupera? Los trabajadores, trabajando dos años más y por tanto, cobrando dos años menos. Para hacernos una idea, esta cantidad de dinero es casi el doble del presupuesto anual del estado en Sanidad o en Educación, y más de la mitad del presupuesto anual en Infraestructuras. Ellos lo malgestionan, nosotros pagamos.

Otra forma de recaudar más y gastar menos es luchar contra el fraude fiscal. La cantidad de impuestos evadida (sobre todo por gente con mucho dinero) es tan grande que si se evitara al 50%, España no tendría ningún apuro presupuestario.

Otra estructura económicamente insostenible es la "maquinaria" de las Autonomías, se necesita una cantidad increíble de dinero sólo para coordinar y que funcionen las famosas "transferencias de competencias a las autonomías"; se pierden muchos recursos cuando cada autonomía hace "la guerra por su parte".

El caso es que hay muchas formas de gastar menos y recaudar más. Pero lo fácil es engañar a la gente y decirle que "el país necesita de tu aportación" reduciendo de golpe tu poder adquisitivo un 2% e intentando que trabajes 2 años más antes de jubilarte (que realmente lo que significa es que vas a tardar 2 años más en cobrar tu pensión y ésta será menor).

¿Esto lo arreglamos entre todos punto com? Deberíamos ser más serios y exigir que lo arreglen los que lo han estropeado... la ley de la botella, no? Da igual, sigamos siendo TONTOS, sigamos votando bipartidismo, QUE ASÍ NOS VA...

12 de enero de 2010

Colores de Sujetadores

Hoy Facebook estaba revolucionado. Aparecían muchas de mis contactos femeninos con sólo una palabra en su "estado", concretamente un color. "Negro", "Blanco", "Rojo", etc... y como cualquier otro, me quedé extrañado. Pero como me pica la curiosidad quizás más de la cuenta, no me conformé con saber de qué iba la cosa, sino quise investigar de dónde salía realmente el tema.

Muchas chicas recibieron un mensaje parecido a este:


"Estamos jugando a un juego, tonto pero divertido! Pon el nombre del color de tu sujetador en tu muro, sólo el nombre, nada más (donde se pone lo que estás pensando) y copia y envia este email a todas tus amigas, sólo mujeres. Veamos hasta dónde llega...hasta dónde lo
podemos transmitir y expandir el juego, y concienciar a la gente sobre el cáncer de mama, mientras dejamos que los hombres se pregunten por qué tenemos un color en nuestro 'status'. Divirtámonos un poco."


Muchas recibieron el mensaje, al resto simplemente les llegó la idea a través de sus contactos, y el juego se expandió como una pandemia, en España también por Tuenti.

He de decir que este caso me hizo gracia, era un juego inofensivo, que invitaba incluso a bromas picantes, comentarios ingeniosos, incluso una inocente excusa para mantener contacto con gente con la que no sueles hablar.

La verdad de la historia, es que se vendía como una campaña de apoyo a la lucha contra el cáncer de mama. Y aunque muchas de las mujeres que ponían el color correspondiente no lo sabían, sí creo que hubo una mayoría que sabían el trasfondo de la cuestión. Pero... ¿de quién partió la idea?

Parece ser (no tengo una confirmación 100% fiable) que todo empezó en Detroit hace sólo 4 días. A un grupo de Facebook se le ocurrió lanzar el mensaje, probablemente éste. Y en 36 horas había dado la vuelta al mundo. Supuestamente, alguna organización contra el cáncer está detrás de esta campaña, pero que se sepa, ninguna ha declarado ser la autora de tal campaña, espectacularmente efectiva.

Y ahí va mi reflexión: Qué arma tan efectiva se esconde dentro de Facebook, más aún quizás que el propio correo electrónico, que bien usada puede ser maravillosa y que también puede ser terriblemente destructiva, que tiene poder a escala mundial y que es capaz de difundir viralmente cualquier cosa en pocas horas. Este caso, inocente y divertido. Pero ¿y cuando se difama a alguien? ¿cuando se sabotea a una empresa? ¿cuando se difunde información falsa que puede confundir?. Creo que todos debemos ser muy críticos con todo lo que nos llega por mail o por redes sociales. Sigo viendo a diario gente que se adhiere al grupo "Contador de visitas de tu perfil "... y chorradas parecidas, gente que sigue reenviando correos de "un mail superdestructivo que no lo detecta nadie"... o "evita que hotmail lo hagan de pago, reenvia el mensaje a 12.000 personas para que te detecten que tu cuenta está activa". No seamos tan pardillos!!. Y sobre el efecto "virus" de los mensajes a escala mundial, sociólogos del mundo, alucinen!!