Esta es mi mano, mi mano izquierda. La derecha es igual, pero al revés. Son muy parecidas, viven juntas y hacen casi lo mismo. Pero no lo mismo, se complementan. Hoy me apetece hablar de mi mano, porque estoy orgulloso de ella.
Es una mano tendida, puedes cogerla cuando quieras. No te la puedes llevar porque está pegada al resto del cuerpo. Pero la puedes tomar sabiendo que yo estoy detrás. Puedes dejar algo en ella, que intentaré cuidarlo bien. Sea algo material o no lo que dejes, siempre agradeceré la confianza depositada en dejarlo allí en vez de elegir otro sitio. También saben recibir. Les encanta recibir cosas de otras manos generosas sin intereses ocultos.
Mi mano es feliz al encontrarse con otras manos. Otras manos con las que construir juntos, con las que aplaudir al mismo tiempo, con las que hacer sonar instrumentos, o hacer chocar vasos con cerveza. Me gusta usarlas para tocar la espalda de un amigo cuando nos encontramos, creo que pueden transmitir algún tipo extraño de energía de ida y vuelta de un cuerpo a otro. Es precioso hacer cosquillas a los niños y poder disfrutar de sus risas. Hacen música, escriben, sujetan, transportan, ... expresan...
Sé que tienen nostalgia de algunos gestos muy bonitos, como apartar el pelo de la cara de alguien para que yo pueda mirarle a los ojos, o de acariciar otras manos.
Aun así, nunca me han fallado. Siempre están ahí, tendidas, esperando, incansables. Es la parte del cuerpo que más puedo alejar de mi, la más independiente. Así que no serían tan valiosas si no sirvieran para interactuar con los demás, para compartir lo que soy con los demás.
Quiero a mis manos. Y por eso, si las quieres, ya sabes dónde están, dispuestas, esperando.
http://www.youtube.com/watch?v=NuxS-9t3tnY
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