Avance hasta la casilla de salida (¿"avance"?).
Hoy, la apatía al menos me sirve para no tener ganas ni siquiera de enfadarme, decepcionarme, o casi pensar más allá. Cada cosa que pasa, cada cosa que no pasa, me hace recorrer sin remedio, este tablero cerrado, un túnel en espiral del que no puedo o no sé salir. Todo vuelve a ocurrir de nuevo, todo igual.
Por aquí ya he pasado varias veces, la carta sorpresa, el premio, el pozo, la calavera y ahí delante, otra vez, la casilla de salida. ¿Cómo se cambia de juego?
Y mientras, los demás, cada uno ocupado en su tablero atendiendo a su juego, sin que a nadie pueda contarle el bucle en el que estoy, sin poder hacérselo entender a nadie, que no sé cómo terminar esta maldita partida.
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