A veces te das cuenta tarde... de que hubiera sido mejor mantener la mano en el bolsillo. |
A veces, dentro de uno, hay sentimientos que se comportan como las partículas del CERN, son sentimientos normales, con los que convivimos a diario, más o menos... pero si dos de ellos yendo en direcciones opuestas chocan, generan una cantidad de energía y radiación que no estamos acostumbrados a digerir, entender ni controlar.
Hace poco escribí sobre las "discusiones" que existen entre la cabeza y el corazón y cómo las estoy gestionando. En mi última jugada hice caso al corazón. Creo que esta vez me equivoqué, siento que hubiera sido menos mala la otra alternativa, no para mí, pero hubiera sido mejor en general.
De todas formas, las personas no estamos (yo no estoy) preparado para gestionar esta energía y radiación desprendida del choque de sentimientos contradictorios. Quizás por esto, deberíamos estar todos en parte disculpados por equivocarnos, no nos podemos exigir acertar siempre en estas situaciones. Por un lado, deseas y necesitas decir cosas, que ya has sufrido bastante en el pasado por no expresar sentimientos y ocultarte detrás de un muro. Por otro lado, lo último que quieres es causar el más mínimo daño y sabes que no va a ser posible si abres la boca. Por un lado sueñas con todas tus fuerzas que hay una minúscula posibilidad de que todo te sorprenda y las cosas salgan bien, como no esperas y te agarras a eso esperanzado. Por otro lado, sabes que no, que no es oportuno hacer algo sabiendo seguro que el resultado no va a ser el que deseas. Por un lado te sientes infinitamente afortunado por que el libre albedrío te haya cruzado en el camino de alguien tan grande con quien no contabas y te haya brindado la oportunidad de conocerle. Por otro lado, te duele no poder controlar en quién se va a fijar tu corazón, porque cuando el corazón elige, estás perdido, no tienes mucho más que hacer, aunque lo intentes, aunque sospeches que puedes acabar con aquella infinita fortuna.
Yo no sé escribir al estilo literario, para que parezca bonito, no sé qué palabras usar y en qué orden como hacen los buenos escritores que transmiten emociones. Bastante tengo con intentar plasmar con un mínimo orden lo que tengo en la cabeza (o en el pecho). Pero aunque no sepa, intentaré describir qué es lo que provoca esa explosión de energía y radiación en mi interior. Como síntomas físicos tengo opresión, llevo días en los que me cuesta respirar hondo, siento presión en la parte alta del pecho y la tráquea. Cuesta comer y hay síntomas de deshidradación, necesito beber más líquido de lo normal. Se duerme menos y peor y a ratos aparece una levísima cefalea acompañada de ciertos pensamientos recurrentes. En el plano sicológico existe una sensación de calma nerviosa, algo así como cuando crees que has hecho lo que tienes que hacer y todo está en calma... pero justo cuando no tiene que estar en calma, una calma inoportuna y fuera de lugar. Frecuentes episodios de angustia y ocasionalmente desesperanza. Así llevo ya diez días.
Parte de esa radiación puede llegar a otro corazón y causar cierto malestar, sentimientos de culpabilidad, temor a hacer daño por no corresponder y cierta resistencia a acercarse a la persona causante. Esto es lo que peor llevo, los daños colaterales a alguien que no ha hecho nada y se ha visto envuelta sin pedirlo en la reacción química. No ha hecho nada, simplemente ser como es.
Ser honesto y consecuente con uno mismo puede hacerte sufrir mucho. Para mi estas sensaciones son nuevas, nunca antes me había visto inmerso en una historia de esta forma. Haría cualquier cosa, antes que nada en el mundo, para anular todos estos "efectos colaterales", pero no se me ocurre qué puedo hacer. Cualquier cosa salvo una, hay algo que no puedo hacer: no puedo borrar hoy lo que siento hoy.
Así me siento, esto me pasa... y nadie, absolutamente nadie tiene culpa de nada (tú tampoco). Cosas que pasan, y pasarán de una forma o de otra. Llevo semana y pico mordiéndome las uñas de nuevo como nunca.
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