31 de agosto de 2010

Que si es que ya no escribo...

Siempre estoy con las manos en harina,
aunque no me veas. 
Ayer me dijo una amiga: "hace muchos días que no escribes, ¿por qué?". Intenté responder sin alargarme y la respuesta fué sólo una pequeña aproximación a la realidad.

Tampoco hace tanto que no escribo, lo que pasa que durante varios días, publicaba una nota cada día o cada dos o tres... y ahora no. Tampoco es cierto que no escriba, porque escribir escribo, menos... sí... pero escribo. Pero no publico. No lo hago porque escribo demasiado desordenado, no me entenderíais. También porque escribo sobre personas concretas, y no me gusta hablar de personas que aunque no las nombre es fácil averiguar de quién hablo. Y yo puedo escribir sobre mi, o de mi interacción con alguien (y saberse quién), pero no escribir sólo sobre alguien, no cuento cosas de nadie.

¿Y por qué no escribo más o publico sobre mi? ¿No he pensado en voz alta estos días? Sí, mucho... pero no tantísimo como semanas atrás. Primero, porque no he tenido tanto tiempo. Aproveché unos días para hacerlo, porque tenía menos trabajo y porque me reservé bastantes momentos para mí mismo, incluso casi días enteros, dejando de lado alguna obligación. Lo necesitaba, y fue muy provechoso. Recogí varios frutos, casi todos buenos, maduros y sabrosos. Alguno más ácido de lo que esperaba, alguno verde todavía. Y después tuve la necesidad de parar un poco. Había descubierto muchas cosas, había aprendido, me había escuchado y ahora toca relajarse un poco y madurar. Incluso releerme. Me releo mucho y vuelvo a escucharme. Es buena señal, de momento, darme cuenta de que suscribo hoy palabra a palabra lo que escribí hace un mes o tres. Quise explorarme por ciertos rincones y ya lo hice. Recibí de otros más todavía de lo que recibí de mi mismo. Y ahora toca madurar cosas, asentar, enfriar, incorporar a un primer plano lo aprendido.

Sigo pensando, sigo reflexionando, sigo teniendo dudas, sigo teniendo miedos, sigo queriéndome más, sigo valorándome, sigo equivocándome, sigo soñando, sigo creciendo, sigo creyendo en la gente, sigo aprendiendo, sigo dejándome llevar, sigo haciendo, sigo empapándome de vida, de optimismo, de colores, de sonidos y de magia. Sigo con las manos en harina. Sigo sintiendo. Y sigo escribiendo.

No hay comentarios: