Las redes sociales esta noche (domingo, 23 febrero 2014) se han copado de comentarios sobre el programa de Jordi Évole "Operación Palace", un "experimento" consistente en la emisión de un espectacular documental, totalmente falso y manipulado sobre la verdad del golpe de Estado del 23F, cosa que se reconoce sólo al final del mismo, seguido de un debate a cuatro. Bien, como ha escocido y mucho en la sociedad y parece que hoy el país está dividido en dos (otra vez), a favor o en contra de Évole, me hago 5 reflexiones que son 5 invitaciones a seguir pensando.
Parto del principio de que yo, en esta división casi obligada, estoy en el lado de los que defienden a Évole. No sólo eso, sino que considero que ha dado una vez más, una nueva lección magistral a este país, esta sociedad, tan necesitada de lecciones (en el mejor sentido) de periodismo y muchas cosas más. Para sustentar mi postura planteo las siguientes ideas:
- Lección de periodismo. Pero a lo bestia. Simplemente por haberlo hecho perfecto en todas las etapas. Una promoción sencilla, contundente y totalmente efectiva. Una puesta en escena impecable, una historia sólida, bien sustentada en pruebas -falsas algunas, claro-, testimonios coherentes y una producción cuidada. También por la conclusión, clara, elegante y honesta. Y por el debate posterior. Además, se demuestra tanto la profesionalidad del equipo como su gran prestigio dentro del mundo periodístico, que fijáos la cantidad -y calidad- de gente que se han prestado para realizarlo. Hay que entenderlo, pero para eso, también hay que pensar.
- Falta de espíritu crítico y escucha proactiva. Que sirva para darnos cuenta de lo fácil que es manipular a la sociedad. Ocurre todos los días. Quien se haya creído el documental desde el principio, sin autoplantearse dudas respecto de su validez o rigor, debería reconocer una carencia de "espíritu crítico" sobre toda la información que le llega por tantas vías, en plena era de la desinformación y sobresaturación informativa. No digo que lo lógico hubiera sido detectar la falsa rápidamente, pero sí verlo con un justo escepticismo, con dudas. Personalmente, por ejemplo, a mi me ha escamado mucho que tanta gente "respetable" e importante en el mundo de la política, del periodismo o del cine, hablen con tanta naturalidad de algo que nunca antes habían mentado jamás. Entre otras cosas, Évole nos invita a que consumamos información de una forma mucho más proactiva, inteligente y crítica, justo el extremo opuesto de toda la gente que ve un anuncio de TV de madrugada y cree en las propiedades milagrosas de una pomada, o que rebota cualquier artículo demencial en redes sociales dándolo por verdadero y, por tanto, suscribiéndolo y haciéndose co-responsable de su difusión.
- Precipitación Social. Me ha llamado la atención un detalle: La precipitación. Las redes sociales estaban plagadas de comentarios precipitados, incluyendo en este saco a casi el 100% de los comentarios publicados antes de que acabara el programa. Y eso que el mismo Évole lo avisó en su promo: "Hay que ver el programa hasta el final, todo.". Las prisas son malas consejeras y creo que en este caso hay demasiada gente inteligente que está rectificando comentarios por precipitarse (he leído ya muchos) y otra mucha gente no tan inteligente que ni se va a plantear cambiar de opinión. Otros, simplemente no han visto todo el programa.
- Indignación incoherente. Me llama la atención también la cantidad de gente indignada después de ver el programa. Sólo ha sido una ficción, reconocida y explicada al final, con una clase y rigor pocas veces vista en televisión. Sin embargo, esta gente que se indigna, no se indigna por la cantidad de tonterías que se venden como ciertas todos los días en casi todos los medios de comunicación (unos mucho más que otros). Sólo se indignan hoy, casi por inercia social más que por cualquier otro motivo objetivo. Es digno de estudio psico-sociológico, que haya ciudadanos indignados por la manipulación de hoy, o la broma, y mañana compren el diario La Razón. También asombra ver el muro de facebook de gente que critica el falso documental de hoy y un par de publicaciones más adelante tienen colgado un documental sobre las masivas fumigaciones humanas desde aviones.
- Rendidos al poder mediático. Y digo rendidos, desarmados, indefensos ante este poder. Me refiero a los dos últimos coeficientes de la ecuación: el "envoltorio" y la mala memoria de la gente (o el amplio desconocimiento). Con lo de "envoltorio" quiero decir que si esto hubiera sido una película, incluso un documental para emisión en cines, a la salida del cine la gente lo habría tomado como ficción, posible ficción, "a ver qué hay de cierto en todo esto", etc... no habría tenido ningún revuelo especial. Pero ha sido Évole en la Sexta un domingo. El super-periodista del pueblo. ¿Por qué lo de la mala memoria o el desconocimiento? Porque documentales sobre el 23F hay muchos más, algunos bastante más rocambolesco que éste, tanto en video, como en libros o artículos periodísticos "serios". Pero eso muchos no lo saben. Y no sólo sobre el 23F, sino sobre los atentados del metro de Madrid, sobre el funcionamiento del Tribunal Supremo, sobre ETA, sobre los OVNIS, sobre los guetos de inmigrantes, o cualquier otro asunto. La gran diferencia de este documental hoy ha sido su gran nivel mediático... y ¡hala! a rasgarse las vestiduras todos.
En resumen: Se puede hacer buen periodismo y Évole lleva mucho demostrándolo (y afortunadamente no es el único). Necesitamos educarnos y practicar mucho más el filtrado de la información antes de asumirla, no creer cualquier cosa que nos cuenten, contrastar, deducir, pensamiento lógico y analizar desde el conocimiento. No caer en la precipitación social, no ser tan compulsivo ante cualquier estímulo de masas, modas, publicidades o provocaciones. Y tratar de ser coherente con lo que se piensa o se dice.
Lo lamentablemente cierto de todo esto, es que la auténtica verdad, completa, de lo que ocurrió el 23F todavía no la conocemos. Hay mucho documento protegido y clasificado que todavía no ha visto la luz, secuestrados por un Tribunal Supremo y unas leyes que bloquean de forma absurda e injusta estos documentos durante décadas. No quiero alimentar conspiranoias, porque lo que ocurrió se parecerá mucho, seguro, a lo que ya sabemos. Pero deberíamos tener el derecho real a conocerlo todo.
Lo lamentablemente cierto de todo esto, es que la auténtica verdad, completa, de lo que ocurrió el 23F todavía no la conocemos. Hay mucho documento protegido y clasificado que todavía no ha visto la luz, secuestrados por un Tribunal Supremo y unas leyes que bloquean de forma absurda e injusta estos documentos durante décadas. No quiero alimentar conspiranoias, porque lo que ocurrió se parecerá mucho, seguro, a lo que ya sabemos. Pero deberíamos tener el derecho real a conocerlo todo.
"Seguramente otras veces les han mentido y nadie se lo ha dicho"
P.D.: El programa de hoy no es un escándalo. El escándalo de verdad es lo que se cuenta en el montón de programas que lleva "Salvados" en antena, y sin embargo no generan la convulsión que deberían.